La música y yo
- Fernando Rueda López
- 12 ago 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 27 ago 2020
Desde que era guagua, mis tíos, guambras más grandes, pero guambras aún, estudiaban en uno de los colegios más emblemáticos de Quito, como dirían ellos, “El Ilustre Central Técnico”, ellos (si, dos tíos colegiales) y su grupo de amigos cada semana, o al menos de lo que mi memoria guarda, se reunían en casa para acabar sus proyectos, deberes o simplemente para jugar en nuestra primera compu. Bueno eran un grupo demasiado alegre y muy, pero muy rockero.
Tenían la pared llena de posters de bandas que día a día acompañaban mi crecimiento y fueron eje de mis gustos musicales. De las que me acuerdo, por la foto de abajo, Black Sabbath, The Kiss, AC/DC, Metallica, Ángeles del Infierno, Obuss, Héroes del Silencio, entre otras que me acuerdo porque siempre fueron del gusto de ellos como Iron Maiden, Lacrimosa, Nightwish, Ilegales y muchas más que de seguro a esa edad disfrutaba junto a ellos.

Cuento todo esto, porque en esa pared también predominaban unas bandas que sonaban más en el equipo de la casa, BASCA, BAJO SUEÑOS, SAL Y MILETO, bandas que recuerdo con claridad haber saltado queriendo hacer un mosh (si, desde enano ya era medio alocado) por horas en la sala. Estas bandas tenían algo en común, eran bandas ECUATORIANAS.
Yo no recuerdo casi nada con claridad de lo que pasa fuera de mi casa y mucho menos recuerdo de esos tiempos (2000 - 2002), las crisis sociales y políticas eran muy fuertes en el país, había una voz en conjunto de varios estudiantes que se levantaba cuando la corrupción salía a flote (ahora también pero creo que nos hemos calmado y mucho), y la música representaba ese sentimiento de lucha de varios jóvenes y profesionales del país, esa música te daba esa energía para salir a reclamar que nos dejen de ver la cara, pero yo a esa edad apenas y entendía que debía disfrutar la música.
Entre las vueltas de la vida, ya estaba cerca de cumplir 18 años, para ese entonces, ya había tenido la fortuna de ir a diferentes festivales de música, y si, acompañado de mis tíos, recuerdo haberme ido al Quito Fest y el Festival de la Concha Acústica de la Villaflora, el que se hace cada 31 de diciembre, para despedir el año como se debe.
Entre estas vueltas, vine a vivir a Loja, ciudad que me depararía muchismo para crecer como persona, y antes de acabar el colegio, tuve el mejor regalo de grado, poder ir al concierto de la legendaria banda que día a día estaba pegada en la pared del cuarto de mis tíos, pude ir al concierto de Metallica, que por primera vez se presentaba en ECUADOR, venían acompañados de la banda brasileña De La Tierra, y para esta ocasión la banda que abriría el concierto (en lo personal siempre espere que sea Basca) fue MadBrain, que no había escuchado mucho de ellos pero mi tío si, y bueno, se imaginaran la euforia con la que vivimos aquel concierto tan soñado.
Les decía que en Loja pude crecer mucho, y también tuve más chance de explorar la misma música ecuatoriana desde otra ciudad y rodeado de personas con otro punto de vista, lo cual también fue demasiado bueno para mí, porque también pude ir cumpliendo con ese pendiente de descubrir más de la música. Ya para entrar a la universidad, había escuchado más estilos musicales, descubierto más bandas nacionales he ido a muchos conciertos de los que me hubiera imaginado, pero lo mejor estaba por venir.
Después de poder disfrutar con mis tíos memorables momentos musicales, ahora estaba solo, y era la música lo que de alguna manera me mantenía cerca de ellos y de mi familia. Ya adaptado en Loja, Suburbia Ska, Rocola Bacalao, Guardarraya, Basca, Bajo Sueños eran las bandas que día a día ponía en Youtube (no había descubierto Spotify aún), todas hechas en Ecuador y creo que, desde ese momento, mi gusto por la música creció un mil por ciento más, pero el gusto por la música hecha aquí, en ecuador, iba creciendo tres veces más.
Fue en la universidad que empecé a darme cuenta de que la música va más allá de los géneros que yo pensaba conocer, fue ahí cuando supe que quería conocer más de esas bandas, bandas que eran acompañantes de mis fracasos y logros, de mis tristezas y alegrías, fue ese instante que sin pensar (y que ahora me doy cuenta), mi gusto y amor por la música ecuatoriana empezaba.
Algunos festivales más, muchas nuevas bandas aparecían en mi radar, y yo con la vibra y energía del caso iba aprendiendo y sobre todo disfrutando, sabiendo que debía inmiscuirme más, en este extenso pero muy emocionante mundo de la música.
Fue así como mientras me dedicaba a los estudios universitarios, las recomendaciones musicales de Spotify aparecían, y aquellas bandas que en su momento me eran desconocidas, se fueron haciendo más cercanas hasta que se convertirían en mi día a día. Hoy no hablare sobre alguna banda en específico, por el contrario, hablare del conjunto, ese conjunto que es la escena del Ecuador.
No soy músico, no he estudiado música, y estas palabras que te comparto son desde la perspectiva de la persona que disfruta y admira el trabajo de cada banda, artista o proyecto musical. La evolución que ha tenido la música ecuatoriana, desde mi punto de vista, ha ayudado para que se pueda tomar como referencias a nivel regional, bandas que han podido sonar en renombrados festivales en diferentes países y continentes. Sin duda, Rocola Bacalao y los Swing Originals Monks son la muestra del esfuerzo para hacer brincar a europeos en sus propias tierras (probablemente se me escapa alguna otra) y seguramente son inspiración para proyectos musicales que en los últimos años han dado todo para tener un repertorio increíble y mas que nada, para ganarse el cariño de la gente.
La Máquina Camaleón y Da Pawn se me vienen a la mente cuando hablo de bandas que han salido a tocar fuera en festivales grandes, el Lollapaluza en Argentina y el Estéreo Picnic en Colombia, fueron festivales que tuvieron a estas dos bandas quiteñas en sus escenarios demostrando que se estaba trabajando duro, el Quitofest, hablando mas puertas adentro, comenzaba a variar sus lines up, y pasar de un estilo que se podía considerar alineado al rock/metal a un estilo que ya mezclaba las propuestas de bandas que ahora conocemos “de la escena”, junto a grandes bandas internacionales que daban ese realce al evento.
Sin duda la música ha evolucionado muchísimo y esto ha ayudado a que existan diferentes propuestas, mismas que van desde un bolero hasta la mezcla más psicotrópica de sonidos, esto ha abierto la puerta a que mas gente se sume a la “movida” y la “escena” no muera.
Este es el inicio de varias pequeñas reseñas canciones, bandas, artistas o simplemente historias alrededor de lo lindo que es la música aquí, en el mundo.
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